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050 4 _aPQ 7389
_bL56 1985
100 1 _92718
_aLezama Lima, José
245 1 0 _aParadiso
_bHistoria de la literatura Latinoamericana
_cJosé Lezama Lima
_h[Texto impreso]
260 _aColombia:
_bEditorial Oveja Negra,
_c1985.
300 _a468 p.
_c19 cm.
520 _aSinopsis: José Cemí es un niño asmático, mimado por las mujeres de la familia y la servidumbre, que pasa su primera infancia en un campamento militar adonde su padre, coronel de artillería, se había trasladado con toda la parentela. Las autoridades ordenan al coronel viajar a Jamaica y México, por lo cual parte con los suyos. Luego de muchas peripecias la familia regresa a Cuba, donde el padre muere. En una larga retrospectiva, el autor describe la genealogía del protagonista, cuyos personajes de historias disímiles prefiguran de algún modo su fin prematuro. Los hombres más fuertes de la familia parecen estar condenados a morir jóvenes. José Cemí padece ataques asmáticos que le provocan pesadillas y lo aíslan del mundo de la acción, obligándolo a refugiarse en la meditación y en las lecturas. Además, profesa a su madre, Rialta Olaya, una veneración total, y pasará el resto de su vida entre las solícitas atenciones de las mujeres que siempre lo rodearon. El libro se inicia cuando el protagonista es aún niño y una criada le aplica brutales remedios para combatir la extraña enfermedad que padece y eliminar las ronchas que cubren su cuerpo causándole grandes molestias, y termina, después de unos veinte años, ante el cadáver de Oppiano Licario, extraña figura que aparece como maestro, precursor y protector espiritual de Cemí, cuando éste, terminada ya la etapa de formación y aprendizaje, va a entrar en el mundo a cumplir su vocación artística, cuyo nacimiento, desarrollo y consolidación describe minuciosamente el autor. En sí mismos, los hechos que se narran de la niñez y la juventud de José Cemí no son excepcionales. De niño, su tío Alberto Olaya lo inicia en los misterios de la poesía y a través de él conoce a Oppiano Licario, personaje fundamental en su historia futura. También se cuenta en detalle cómo el adolescente Cemí descubre el sexo en la escuela, sus viajes al campo durante las vacaciones, sus relaciones con amigos y parientes, principalmente con su madre; su entrada a la universidad, sus conversaciones y discusiones filosóficas con los compañeros. Pero en esta obra la acción, los hechos, son accesorios y superfluos, pues aparecen siempre subordinados a lo subjetivo, la conciencia y el mundo interior de José Cemí, donde éste asimila cuanto ocurre para analizarlo en todos sus ángulos, pero en un orden puramente sensorial. Así, la vida de José Cemí parece ser casi exclusivamente una corriente de sensaciones, una gama de formas, de olores, de músicas, de sabores, que nos son comunicados a través de singulares metáforas llenas de plasticidad. Será este universo sensorial el peculiar "paraíso" donde José Cemí encontrará su vocación luego de morir la abuela doña Augusta, y se quedará solo después de cumplirse el destino de sus amigos —uno se va a vivir a Europa, y el otro enloquece y muere. Cemí recibe entonces una tarjeta de Oppiano Licario, aquel amigo de su tío Alberto al que sólo vio una vez, y en su relación con él encontrará la "infinitud cognoscente" de la poesía, su mayor anhelo. La poesía tiene así para él, a través de Licario, la jerarquía de instrumento sensible e inteligente del conocimiento. Una vez más, la intensa relación que se establece en la obra entre acción y reflexión es una de las virtudes más notables de este singular cubano. La comprensión de la utilidad de los "desgarramientos" que llevan a la "epifanía" poética —término con que el autor le está adjudicando su carácter divino— se manifiesta en las múltiples pérdidas afectivas que Cemí debe enfrentar para hallarse en condiciones de cumplir con su vocación creadora y escribir. Obra difícil, hermética, donde el lenguaje barroco, típicamente criollo de Lezama Lima, se adueña de la novela y se separa de ella. Por eso Paradiso es, entre otras cosas, una excelente muestra del lenguaje poético de este autor. La travesía espiritual de José Cemí, llevada por una trama narrativa bien urdida, concluye —en la novela— con la disposición al conocimiento. Cuando Licario muere, Gemí tiene la impresión de escucharlo: "Volvía a oír de nuevo: ritmo hesicástico, podemos empezar." Podría ser calificada como la "novela del aprendizaje".
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_aLiteratura latinoamericana
_ySiglo XX
_zCuba
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_aLiteratura cubana
_xJosé Lezama Lima
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_aVida cultural e intelectual
_zCuba
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_cBK
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