La salud ¡hecho fácil! : [Texto impreso] consejos vitales para llegar a viejo ¡lo más joven posible!

narra la época en que Keiko Fujimori y Vladimiro Montesinos convivieron juntos en el ex Servicio de Inteligencia Nacional (SIN). En una entrevista ofrecida al diario La República, el autor cuenta que su trabajo de investigación comenzó en 2001 y que el local del SIN tenía, entre otras cosas, “detalles demoníacos, un pasamanos tallado con incrustaciones de cobre y bronce, un trabajo de artesanía carísimo”. El autor agrega que en el antiguo local, la familia presidencial Fujimori vivía en el segundo piso y que el ex asesor Vladimiro Montesinos tenía oficina, dormitorio, baño privado con mayólica negra, teléfono en la ducha y televisión. Más una habitación abarrotada de maletas con ropa que compraba compulsivamente y ni siquiera abría. “El baño era un exabrupto, un caso extraño de boato y despliegue medio romano. El cuarto de gimnasia de Kenji era el espacio más grande del segundo nivel con piso de parquet”. La distancia entre el dormitorio de Montesinos y de Keiko Fujimori se dividía por un pasadizo de no más de diez metros. “Ambos convivieron unos 3 años. Fue el momento de mayor intensidad en la relación de Montesinos y Fujimori, pero parece ser que se produjo un hartazgo del uno con el otro, quizás más de Montesinos hacia Fujimori”. En un pasaje del libro, Jochamowitz habla de una coordinación de horarios entre Fujimori y Montesinos: dormían de 3 de la tarde a 7 de la noche y se reunían de 12 de la noche hasta las 4 de la mañana. Kenji Fujimori y su perro “Puñete” ingresaban a la oficina de su padre y le desconfiguraba su computadora, Keiko realizaba a menudo reuniones sociales con sus amigas en los ambientes del SIN, y Hiro hacía lo propio con su guitarra eléctrica, según fuentes del autor, entre otras cosas.